El Restaurante El Ermitaño fue una casa señorial perteneciente a los Marqueses de los Salados en los extramuros de Benavente y cuenta en sus instalaciones con una pequeña ermita datada en 1775.

Este restaurante acumula varios premios entre los que se puede destacar el Plato de Oro en los años 1995 y 1996, tienen una estrella Michelín (2016) que ya había tenido pero los 5 años anteriores la había perdido y dos Soles en la Guía Repsol desde 2006. Destacar también las múltiples apariciones en las más prestigiosas y relevantes guías gastronómicas.

El principio por el que se rigen en su cocina es respetar al máximo las raíces culinarias castellanas.

Celebra grandes banquetes y dispone de un restaurante a la carta y un mesón que es lo primero que se encuentra el visitante. Dispone de dos cocinas independientes, una para carta y comedor y otra para los salones y las celebraciones.

Rara vez nos vamos a un Estrella Michelín porque este tipo de establecimientos juegan en otra liga, y no suele ser el objeto principal de gusuguito.com pero en este caso nos hemos decantado por este restaurante por conjugar una cocina galardonada y un precio razonablemente alcanzable por los tristes mortales y con esto no quiero decir que en otros restaurantes Michelín se cobre caro, nada más lejos de la realidad. Lo que cobran está más que justificado, pero no todo el mundo se puede permitir acudir a algunos de ellos y en todo caso, en una ocasión especial en la vida o en un largo período de tiempo.

En El Ermitaño se puede disfrutar de este tipo de gastronomía sin que el bolsillo sufra de infarto y el que más y el que menos puede acudir a paladear las especialidades en más de una ocasión e incluso con cierta frecuencia si lo desea.

No podemos descubrir la cocina de este equipo, porque está más que descubierta  y cualquier cosa que prepara está perfecta, deliciosa y será una delicia para el paladar, pero es que es mucho más que eso porque la atención es inmejorable, el ambiente fantástico, un entorno precioso y la tranquilidad que se respira hace que la comida le siente a uno mejor, cual cura de estrés.

Una delicia, un verdadero placer, un restaurante para añadir a la agenda y regalarse de cuando en vez esta maravilla de cocina.