El tramo que nos corresponde hacer hoy es todo un lujo por tres motivos. Por un lado, el soberbio paisaje verde y redondeado, típico de las sierras gallegas. No te va a dejar indiferente y vas a tener que parar. Te indicamos los puntos donde puedes hacerlo con las mejores vistas.
Por otro lado, es todo llanear, bajar y además con firme de tierra compactada, por lo tanto muy cómodo y agradable, sobre todo después de la subida del anterior tramo.
Por último y quizás el mas sorprendente, es que vas a tener la oportunidad de recorrer durante 14 km el auténtico Camino Real de Carlos III, prácticamente sin alterar desde el siglo XVIII!. Algo único que en muy pocos sitios vas a poder disfrutar.
Si salimos del edificio consistorial de la Villa de Pedrafita coge la calle Vía Romana, queda justo detrás de la fachada, y continúa recto por el camino, aun asfaltado, que se dirige hacia la cumbre. A unos 850 m. verás una bifurcación. Coge el de tu derecha sin asfaltar que es el Camino Real. Vas a ver que el Camino esta cortado por un cierre llamado «paso canadiense» que consiste en dos varillas a media altura que se cruzan en su mitad. Crúzalo sin problemas, no está electrificado ni supone acceder a ninguna propiedad privada, simplemente es una medida de precaución para que no se escape el ganado. Nos vamos a encontrar otro mas adelante. Sigue este Camino, sin perderlo, hasta que llegues a la villa de As Nogais.
Los tres primeros kilómetros son de un ascenso moderado, alcanzando la cota máxima de 1216 m. En esta zona se conservan los pavimentos originales del Camino Real con un ancho de 7 m, consistentes en pequeños cantos compactados. No es posible verlos actualmente porque están debajo de la capa de zahorra que estamos pisando. Esto se hizo para protegerlos. En los tres siguientes, el camino va llaneando por la cumbre de la sierra, ofreciendo espectaculares vistas, sobre todo a nuestra izquierda. En el kilómetro 5 dejaremos a nuestra derecha el lugar denominado Campa do Colmo, donde está situada una Granja, y cruzaremos de nuevo un paso canadiense. Un poco mas adelante, después de que el Camino se estreche un poco, llegaremos a Casas da Serra. En este lugar tendremos magnificas vistas a ambos lados. La primera edificación que nos vamos a encontrar, en ruinas actualmente, es una antigua casa de los peones camineros.
A partir del kilómetro 6,5, antes de llegar al pueblo de Castelo, iniciamos el descenso. En este punto, a la izquierda en la curva (ver mapa), podemos adentrarnos brevemente en el prado para disfrutar de unas magnificas vistas, llegando a divisar la villa de Becerreá o incluso la subida a O Cereixal.
A los 8 km llegamos a Castelo, un topónimo que posiblemente recuerde a antiguo recinto castrexo existente en este lugar. A día de hoy, aun es fácilmente reconocible por su característica forma oval, elevada del contorno, y por las murallas que lo rodean. En el centro se encuentra la capilla de Santa Olaia.
Continuamos el tranquilo descenso donde, poco a poco, se nos van a ir ofreciendo unos bellos paisajes, en este caso, por nuestra derecha. En un par de kilómetros llegamos a Doncos. Nos puede llamar la atención su considerable tamaño y también la gran dispersión que tienen sus edificaciones. En épocas pasadas, tuvo mucha importancia, siendo la villa mas grande entre Villafranca y Lugo. Desde el Camino podremos observar los típicos hórreos de la zona, formados por un armazón de madera sostenido por cuatro largos pilares y con el techo de paja, destinados a despensa y cuidado de productos agrícolas. Al día de hoy se conservan siete.
A la salida de Doncos el Camino atraviesa un frondoso bosque de especies autóctonas entre las que destaca el castaño. Los dos kilómetros que nos quedan para llegar a As Nogais son los que presentan mayor pendiente, llegando en algún punto concreto al -24%. Este tramo se le conoce con el nombre de cuesta de Espariz y era realmente complicado de ascender para los carros que se dirigían a Castilla por el antiguo Camino Real, por lo que tenían que contratar tiros adicionales en la villa de As Nogais. Debido a este inconveniente, a mediados del siglo XIX, se decide abandonar este trazado entre Pedrafita y As Nogais y construir otro por Noceda a media ladera. Ese trazado será el que perdure al convertirse en Nacional VI. Este temprano abandono del trazado que estamos recorriendo permitió que lo disfrutemos hoy en día en un estado casi original.
En esta Cuesta de Espariz podremos contemplar la magnífica estructura y obras de fábricas de este Camino Real del Siglo XVIII. A nuestra izquierda van ir apareciendo cunetas, labradas en la propia roca muchas veces, que tienen la misión de encauzar la abundante agua que circula ladera abajo en épocas de lluvias y hacerla pasar por debajo del camino para que desagüe por la ladera de nuestra derecha. Algunos de estos pasos interiores, o tajeas, construidas en mampostería, tienen casi dos metros de altura y sesenta de ancho. Están señalizadas por si nos apetece hacer un alto en el camino y contemplar como son.
En el kilómetro 13,5 pasamos por debajo del moderno viaducto de la A6. Un poco mas adelante podemos hacer un alto si nos apetece en la bonita área de descanso que nos encontramos a nuestra izquierda. A continuación ya nos empiezan a aparecer las primeras casas de As Nogais. La que mas llama la atención por su forma es el llamado «Mesón Viejo». Alargada, con una planta superior donde se dormía, y dos grandes puertas en sus extremos para permitir la entrada y salida de caballerías y carruajes que circulaban por su interior.
Después de cruzar el río Valdeparada, llegaremos a la plaza principal de As Nogais. En ella encontraremos un espacio cubierto, zona infantil y área de reposo. En sus inmediaciones se sitúa la casa consistorial, bares, supermercados y la farmacia.
DISTANCIA: 14 Km
- 6 Km – Casas da Serra
- 10,5 Km – Doncos
- 8 Km – Castelo
- 14 Km – As Nogais
CUENTOS Y LEYENDAS DE LA ETAPA
Cuenta esta leyenda que en la época de la Reconquista, uno de los trece caballeros leoneses, encargados de la vigilancia de los peregrinos que iban a Santiago de Compostela, observó como una peregrina fue raptada por un musulmán, huyendo con ella montada en la grupa de su caballo. Pero, al observar que el caballero cristiano había alertado a los suyos e iniciaban su persecución, se giró sobre su caballo y le corto la cabeza a la dama para que nadie mas disfrutara de su hermosura.