Con más de cien años a sus espaldas (desde 1910) la tradición ha ido pasando de generación en generación y se ha ido conservando en el Hotel Restaurante Casa Enrique, hasta el punto que todos los guisos de la casa se hacen a fuego lento en cocina de carbón con el más celoso de los mimos y los mejores productos tanto en calidad como en origen, todos de la zona.

La cocina centenaria, sabrosa, elaborada con paciencia y buena letra para lograr el mejor de los sabores y la mejor textura, para disfrutar, para comer con sus cinco letras.

De todos, la especialidad es el carico montañés, que está para hacerle reverencias, para aplaudirle y de seguro que no le defraudará, pero en general toda la oferta de Casa Enrique es digna de resaltar.

Los pimientos de isla son dignos de devoción y especialmente la cocina de temporada es uno de sus fuertes y si tienen ocasión de probar lo bocartes no dejen de hacerlo.

Desayunar en casa Enrique es un lujo de otrora con esas tostadas de pan pan, mantequilla de la que añoramos y una mermelada casera con bizcocho también casero invita a una regresión en el tiempo cuando lo que se comía era de calidad y totalmente artesano. Lo dicho, un verdadero lujo.

El hotel es cómodo y confortable, con unas buenas instalaciones al servicio del cliente y sumado a ello el trato amable, agradable, cercano y muy familiar de todo el personal del establecimiento, pero al mismo tiempo profesional y correctísimo.

No se trata de una habitaciones amplias y el paso del los años no lo convierte en un alojamiento a la última, pero sin embargo los colchones son excelentes para el descanso, la limpieza es absoluta y todo el ajuar está bordado con las iniciales del establecimiento y de gran calidad, además de muchos detalles que lo convierten en un lugar muy acogedor y con encanto.

Finalmente, tal vez en una estancia de un día salga satisfecho, pero si le coincide pasar más de un día y comer o cenar en Casa Enrique, le aseguro que al poco de estar allí se siente uno como en casa, puesto que la atención es muy correcta, pero también muy familiar, muy cercana y la verdad que es un establecimientos que invita a volver.

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