Mesón do Campo es un restaurante para bolsillos no angustiados lo que quiere decir que si tenemos en cuenta lo que se nos ofrece por el precio que se cobra no es caro, es incluso barato, pero no económico porque todo lo bueno tiene un precio y en este caso es más que adecuado.

Encontraremos en su carta platos que no es fácil encontrar por la comarca y entre aquellos otros más conocidos, nos ofrece unas preparaciones muy personales y hasta sorprendentes, con unas combinaciones que casi nos llevan a hablar de cocina de autor y en gran medida así lo es, pero al mismo tiempo, toda esa innovación respeta la esencia y el estilo tradicional, algo muy difícil de conseguir cuando se innova.

Especial atención los postres y a su elaboración artesanal y en este capítulo es quizá en el que más nos sorprenden gratamente y alejándose de los típicos postres, incluso de aquellos de elaboración propia de otros restaurante que siguen una pauta bastante común. En este caso el juego se sabores y la introducción de algunos menos comunes los hacen cuando menos sorprendentes y verdaderamente deliciosos.

En cuanto a su carta de vinos es amplia, con grandes referencias de las conocidas y gran número de las menos conocidas pero que los amantes del vino agradecerán de seguro. Ambiente tranquilo y acogedor en una casa antigua restaurada y reconvertida con éxito en varios comedores, unos más grandes y otros más pequeños, pero más íntimos, con lo que logran versatilidad tanto para grupos como para mesas más pequeñas y logran, en todo caso, esa atmósfera de relax que tan bien marida con una comida de alta gama que nos ofrecen en Mesón do Campo.